agosto 20, 2009

Los diputados defraudan con boletos de avión

Comentario difundido por XHUGP Radio Universidad 104.3, Puerto Vallarta, Jal.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas de 2008, publicada por la Secretaría de Gobernación, solamente el 23% de los entrevistados manifestaron confiar en los partidos políticos, que los ubica como la institución que menos confianza inspira a los ciudadanos. Con respecto al Congreso el 7% indicó tenerle mucha confianza y un 28% reconoció tenerle alguna, es decir el 35% de los entrevistados. Sin embargo en otras encuestas, los senadores y diputados aparecen al fondo en la confianza ciudadana, por debajo de los sindicatos, los empresarios y la policía.

Entre otras cuestiones, fue precisamente esta falta de confianza hacia los legisladores por parte de los ciudadanos lo que incentivó el movimiento por la anulación del voto en el pasado proceso electoral. No solamente el ciudadano no se siente representado por quienes ocupan las curules en el congreso, sino que su comportamiento les provoca profunda desconfianza. Además de su fuero que los coloca por encima del imperio de la ley, existe la percepción generalizada entre los mexicanos, que los legisladores reciben una serie de privilegios que los coloca muy por encima del común de los mexicanos.

El caso del diputado plurinominal por el estado de Tabasco, Gerardo Priego, solamente confirma una vez más lo acertado de tales percepciones. En un acto inusual, pero absolutamente encomiable, el diputado reintegró a las finanzas del congreso del estado la cantidad de 827 mil 633 pesos derivados de un “saldo a su favor” por los cupones para boletos de avión que había recibido durante los últimos tres años. Debido a esta acción, nos enteramos que al margen de sus onerosas dietas, los diputados que residen en aquellas entidades cuya distancia supera los 300 kilómetros del distrito federal, reciben cada semana cuatro cupones canjeables por el mismo número de boletos de avión clase “Y”, la mas costosa de las tarifa aérea, durante los tres años que dura su ejercicio. Una investigación de El Universal encontró que la mayoría de los diputados cambiaban su boleto a clase “turista”, 70% más económica, embolsándose la diferencia. Por este concepto, de acuerdo al mismo diario, un diputado se lleva entre 10 y 50 mil pesos mensuales.

El gesto de Gerardo Priego pone al descubierto operaciones que caen en el terreno de la defraudación, al mismo tiempo que denuncia el encubrimiento del congreso hacia este tipo de prácticas que bordean los linderos de la corrupción entre sus miembros. Pero también, este despilfarro de recursos constituye un escándalo que se magnifica frente a la crisis económica y financiera en que se encuentra la economía nacional.

No puedo dejar de pensar en los 30 diputados de Jalisco. Todos se encuentran en condiciones similares a las del diputado Priego. Si tal fuera el caso y si cada uno de ellos reintegrara al presupuesto del congreso la cantidad de 800 mil pesos, se alcanzaría la suma de 24 millones. En caso contrario, resultaría un ejercicio muy plausible y que obtendría un amplio reconocimiento ciudadano, el que cada uno de los 30 justificara públicamente la manera en que dispuso del recurso. Particularmente aquellos que se distinguieron por sus ausencias a las sesiones de la Cámara como Luis Alejandro Rodríguez del PVEM y el panista Miguel Ángel Gutiérrez Aguilar, o los que se distinguieron por solicitar permiso como Raul Alejandro Padilla Orozco, y Alfredo Barba Hernández.