diciembre 04, 2009

Juanito, el fenómeno mediatico


Entevista para el diario EL INFORMADOR

Francisco Aceves, profesor investigador del Departamento de Estudios de la Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara, explica por qué “Juanito” se convirtió en una atracción mediático.

—¿Cómo logró “Juanito” convertirse en un fenómeno televisivo?
—Yo creo que desde el mismo momento en que “Juanito” emerge en la vida pública, se convirtió en un personaje de alta rentabilidad para los medios de comunicación y en particular, para las televisoras.

Esa imagen en donde (Andrés Manuel) López Obrador le hace jurar que en caso de que gane le dejará el cargo a Clara Brugada, se convirtió en oro molido para las empresas, porque cubre con una serie de requisitos que las televisoras utilizan, como la originalidad, el conflicto y el entretenimiento.

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diciembre 03, 2009

Juanito...

Comentario difundido por XHUGP Radio Universidad 194.3 Puerto Vallarta, Jal.

Hay un tema que domina en este momento el escenario noticioso en México: el conflicto que se está gestando en la delegación de Iztapalapa en el distrito federal. Al cumplirse el plazo del permiso solicitado el día en que rindió protesta como delegado, Rafael Acosta mejor conocido “Juanito” decidió regresar a ocupar el cargo por el que resultó electo en los comicios del pasado 5 de julio. En sentido estricto, se trata de un trámite administrativo que no debería causar mayor problema. Sin embargo, el regreso de Juanito ha provocado entre los habitantes de Iztapalapa un clima de tensión, que de no ser adecuadamente desactivado, podría provocar enfrentamientos de consecuencias lamentables.

La pregunta obligada que salta al instante es: ¿Cómo es que un simple trámite administrativo es capaz de generar tal amenaza de estabilidad? y también, ¿Por qué un personaje que hace apenas unos meses era un total desconocido, se convierte en el centro de atención de los noticiarios televisivos y en pieza clave de la confrontación partidista por el control de una delegación que cuenta con un millón trescientos mil de electores y con un presupuesto superior a tres mil millones de pesos?

La respuesta es muy sencilla. En el caso Juanito se expresa con claridad meridiana la descomposición de nuestro sistema democrático electoral. Para armar el rompecabezas solamente hay que acomodar las diversas piezas.

Juanito es el ejemplo mas acabado de la intromisión ilegal y dolosa de los organismos electorales, en este caso del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, para provocar una escisión al interior del PRD que tenga como consecuencia un resultado electoral adverso. Eso era lo que buscaba el tribunal cuando 23 días antes de los comicios y con las boletas ya impresas, desconoció la candidatura de Clara Brugada e impuso en su lugar a Silvia Oliva esposa de Rene Arce Bejarano, perteneciente a Nueva izquierda, segmento perredista que se opone a López Obrador.

Juanito es la evidencia más palpable del desprecio de los partidos a la ciudadanía en sus criterios para seleccionar a sus candidatos a los cargos de elección popular. Al designar a un personaje de las características de Juanito, el Partido del Trabajo exhibió el poco respeto que le merecen los iztapalapences.

Juanito se ha convertido en el símbolo viviente de la degradación política alcanzada por las organizaciones partidarias identificadas con la izquierda en México. Su emergencia coincide con el momento de mayor confrontación entre las corrientes que coexisten bajo las siglas del PRD. Juanito es el instrumento con el cual Izquierda Unida dinamita la hegemonía que Nueva Izquierda mantenía sobre Iztapalapa los últimos 9 años. Extraviado el camino de los proyectos sociales, el PRD se desgarra internamente por cotos de presupuesto y de poder.
Juanito es el desconocido que salta a la fama pública, convertido en ariete de la resistencia lopezobradorista al despojo orquestado por el tribunal electoral. En el centro de la plaza pública, Juanito jura a instancias de Lopez Obrador que en caso de ganar la elección presentaría su renuncia para que gobernara Clara Brugada. Fue una imagen dolorosa, humillante, indefendible, que las pantallas transmitieron y retransmitieron hasta la saciedad. Imagenes que lastiman a Juanito, pero también a López Obrador.

Juanito es el modelo que muestra de manera contundente las transformaciones que el poder opera sobre los sujetos. Se olvida de su juramento y declara su voluntad de gobernar. De incondicional obradorista se convierte en su acérrimo adversario. Pisotea en su corbata al Partido del Trabajo. Juanito-delegado redescubre su valor como moneda de cambio. Lo siente en el saludo efusivo de los delegados panistas, lo confirma en el saludo de beso de Mariana Gómez del Campo.

Juanito es la más reciente, que no la última demostración del oportunismo panista y de su desmedida ambición controlar los espacios del poder, por hacerse del poder, haiga sido como haiga sido.

Juanito, finalmente, es un espécimen lamentable que condensa las características que definen el genoma de nuestra clase política. En el se resumen la incompetencia y la incapacidad para sacar al país del marasmo en que se encuentra. Iztapalapa no solamente es una delegación del distrito federal, Iztapalapa es el resultado de nuestros Juanitos. Es la expresión de la decadencia y degradación de nuestro sistema político.